¿Qué es la costra láctea?
La costra láctea es la forma en la que coloquialmente nombramos a la dermatitis seborreica del bebé. Recibe este nombre por la época de la vida a la que afecta, durante la etapa de lactante de los bebés y no porque tenga relación con la leche ni con ningún alimento. Es bastante frecuente, pudiendo afectar a más del 10% de los bebés. La localización más característica de la costra láctea es el cuero cabelludo, aunque puede afectar a otras zonas como la frente, zonas de la cara y las cejas, detrás de las orejas, la zona del pañal o en zonas donde hay pliegues o hendiduras en la piel.
¿Cuándo aparece la costra láctea?
La costra láctea aparece típicamente durante las primeras semanas de vida y se mantiene durante los primeros meses. En la mayoría de bebés habrá desaparecido antes de los 12 meses, aunque tampoco es infrecuente que se mantenga hasta edades más avanzadas. Se trata de una secreción grasa en forma de escamas de color amarillento, blanquecino o gris, sobre una base cutánea ligeramente enrojecida. No suele picar ni dar ninguna molestia, la mayoría de veces es una cuestión únicamente “estética”. Salvo en el caso de que las costras al desprenderse originen una pequeña herida con riesgo de infectarse, la costra láctea no suele originar complicaciones. Como decíamos anteriormente, no está relacionado con alimentación ni tampoco con alergias ni infecciones.
La costra láctea suele autolimitarse durante los primeros meses de vida. La dermatitis seborreica puede reaparecer en chicas y chicos durante la pubertad, con los cambios hormonales propios de estas edades. En este caso ya está relacionada con la dermatitis seborreica del adulto.
En otros lactantes, la costra láctea se puede considerar como una forma precursora de la dermatitis atópica. De esta manera, tras desaparecer la costra –o en ocasiones de forma concomitante- pueden aparecer zonas de piel seca o eccemas. Los antecedentes familiares de dermatitis atópica pueden orientarnos en esta sospecha.
Cómo eliminar la costra láctea
Para disminuir las escamas, se recomienda lavar el pelo de forma frecuente con un champú suave que no irrite los ojos. El lavado disminuye la cantidad de sebo y mejora la apariencia del cuero cabelludo. Tras el lavado, se peina con un peine de púas finas o con un cepillo suave que arrastrará parte de las escamas, sin manipularlas excesivamente. En el caso de que la erupción empeore o haya algún signo de infección como la piel muy roja o que supure o moleste, puede ser necesario añadir algún tratamiento suplementario.
Una forma “casera” de tratarla es aplicar un poco de aceite o de vaselina unos minutos antes de lavar el pelo con el objetivo de reblandecer las escamas y favorecer que posteriormente se desprendan con el lavado y peinado.
Dra. Amalia Arce
Últimas entradas deDra. Amalia Arce (ver todo)
- La piel del bebé, ¿qué podemos esperar? - 21 diciembre, 2020
- Rutina de higiene de manos en los niños: limpieza e hidratación - 16 noviembre, 2020
- Dermatitis de contacto: no es dermatitis atópica aunque se parezca - 5 septiembre, 2020
1 comentario