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La dermatitis atópica es una afectación de la piel que puede ser crónica, no es contagiosa, y que cursa en forma de brotes. Aunque afecta al 5% de la población, esta proporción es más elevada en los niños, con la cual cosa la afectación es predominantemente pediátrica. De hecho, 2 de cada 10 niños tienen piel atópica. Con el tiempo, aunque la condición atópica persiste, los síntomas en la piel pueden ir remitiendo.
Así pues, podemos clasificar la dermatitis atópica en varios tipos:
Dermatitis atópica en lactantes
La época de lactante es cuando suele debutar la dermatitis atópica. Puede afectar a cualquier parte del cuerpo, aunque alguna zona como la cara suele ser quizá la más característica. Las lesiones típicas son el eccema y el enrojecimiento.
En cierta manera pueden ser un poco inespecíficas y confundirse con otros tipos de lesiones en la piel como la dermatitis seborreica. De hecho, a veces las lesiones de dermatitis seborreica se solapan en el tiempo con las de dermatitis atópica.
Cuando las lesiones son muy extensas, puede ser necesario descartar una alergia alimentaria, especialmente a la leche o al huevo.
Dermatitis atópica en niños
La dermatitis atópica en niños se manifiesta principalmente en los pliegues de las articulaciones de las extremidades (brazos y piernas). Se presenta como eccema y signos de rascado.
Dermatitis atópica en adultos
En los adultos los brotes pueden ser un poco más largos y la sequedad generalizada ser predominante. Las zonas del cuello y de la cara, así como las muñecas y los pies, suelen ser las zonas más afectadas.
Síntomas de la dermatitis atópica en los niños
Los síntomas de las dermatítis atópica son básicamente 3: la piel seca, el picor intenso y la inflamación o eccema.
La piel seca es una característica constante en las personas con piel atópica. Como veremos más adelante, prevenir la sequedad de la piel es el objetivo de uno de los principales tratamientos en la piel atópica: la hidratación de la piel con cremas hidratantes y emolientes.
El picor o prurito es otro de los síntomas de la dermatitis atópica. De hecho, si la piel y los eccemas no pican, hay que poner en duda el diagnóstico de dermatitis atópica.
El picor es difícil de controlar, especialmente en los niños. Buscarán la manera de rascarse de cualquier manera, a veces apoyándose sobre objetos o con sus pequeñas manitas. El prurito causa irritabilidad e incomodidad, a veces dificulta el sueño. El picor es facilitador de la infección, ya que hace que la barrera de la piel esté si cabe más alterada. Además en las uñas puede haber gérmenes que propicien la infección.
Finalmente, los eccemas pueden estar en cualquier parte del cuerpo, aunque ya hemos comentado las localizaciones más frecuentes según la edad. El eccema es consecuencia de la inflamación de la piel y tiene un color rojizo, a veces con un poco de descamación.
Dra. Amalia Arce
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