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Características de la piel seca
Una piel normal y sana es una piel que se mantiene hidratada y sin alteraciones y que, por tanto, ejerce correctamente su función barrera. En cambio, las pieles secas o extrasecas presentan ciertas alteraciones del manto hidrolipídico y esto hace que se debilite su función barrera.
Una piel seca suele ser una piel tirante, áspera, con descamación o aspecto cuarteado. Una piel extraseca es aún más áspera, con descamación más llamativa, agrietamientos y fisuras. Para quien lo sufre es desagradable puesto que nota incomodidad, picor y que se irrita fácilmente con el frío, el agua, el jabón… Esa “irritabilidad” de la piel se produce precisamente por la debilidad de su función barrera.
Causas de la piel seca
¿Os habéis preguntado por qué aparece la piel seca? Se trata, en realidad, de un desequilibrio que se produce en el manto hidrolipídico de la piel, compuesto, como su nombre indica, fundamentalmente por agua y ciertas grasas. Al alterarse ese manto la piel queda debilitada y no puede llevar a cabo sus funciones de forma eficaz. Hay personas que nacen con esa tendencia de piel seca, es algo constitucional en ellos. Además, hay determinados factores que también pueden influir produciendo o agravando los síntomas de la piel seca: ambientes secos o con mucho polvo, el frío, el contacto permanente con agua, el jabón, afecciones cutáneas (dermatitis atópica, ictiosis, psoriasis…), ciertas enfermedades (problemas de tiroides, diabetes, anemia, anorexia…), determinados fármacos (retinoides, anticolesterolémicos…), etc.
Cuidado de la piel seca
Para contrarrestar esa sequedad de la piel y reforzar el manto hidrolipídico alterado será necesario hidratar la piel adecuadamente utilizando los productos emolientes necesarios y evitar aquellos factores que lo empeoran: protección frente al frío, evitar fuentes directas de calor, evitar exceso de limpieza con agua y jabón, controlar las afecciones cutáneas, enfermedades o fármacos que lo puedan estar produciendo o agravando.
En el cuidado de la piel seca o extraseca se vuelven especialmente relevantes la higiene e hidratación adecuadas. El agua y el jabón son uno de los factores irritantes y desencadenantes de la sequedad de la piel y por ello será recomendable utilizar en la higiene personal productos con fórmulas hipoalergénicas y syndet (sin jabón, sin colorantes, sin perfumes, sin alcohol, ni parabenos) adecuadas para el cuidado de estas pieles. La hidratación diaria se convierte en la piedra angular para contrarrestar la sequedad y sus síntomas. De nuevo, habrá que recurrir a productos altamente hidratantes, que ayuden a reponer el dañado manto hidrolipídico, mantengan el balance natural de la flora bacteriana de la piel y alivien el picor y la irritación.
Con todos estos cuidados el objetivo será evitar la pérdida de agua a través de la piel para mantenerla hidratada, fuerte y sana y controlar el picor y malestar que origina la sequedad.
Dra. Cristina Eguren
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